jueves, 27 de marzo de 2008

Viaje al interior

Decidí cerrar mis ojos, respirar profundo y dejar que el dios de los sueños me llevara en sus brazos, fui cayendo lentamente en estado de inconciencia y mi cuerpo se hacía ligero; era como estar flotando, mis ojos aun cerrados sentía como el aire mecía mi cuerpo mientras la espiral me consumía hacia su interior, era succionado por partes, primero mi cabeza, luego brazos, torso y luego las piernas, me estaba descomponiendo, abrí ligeramente mis ojos y la luz me obligaba a cerrarlos nuevamente, -mas, me atreví- y los volví a abrir y noté que mis partes ya estaban en su lugar, no había ruido, todo era quietud, -una inquietante tranquilidad-, olor a hierba buena y canela, a sándalo y rosas, de repente.! Un leve murmullo de río, el agua rompiendo entre las piedras, abrí mis ojos por completo y lo que vi me dejó sin aliento... (continuará).

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